Los sistemas operativos, como Windows, suelen tener el tamaño de letra ajustado a las resoluciones más comunes. Si tenemos un monitor estándar, 1920×1080, el tamaño de letra de todos los elementos de la pantalla (webs, iconos, menús, etc) será el normal. Y, salvo que tengamos problemas de visión, podremos leerlos sin mayor problema. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando tenemos una pantalla muy grande? ¿Y si usamos un monitor 4K? O ¿qué pasa si tenemos problemas de vista? Salvo que usemos gafas, o una lupa, lo que podemos hacer es cambiar el tamaño de letra del sistema operativo.
Igual que podemos cambiar la resolución, y otros muchos parámetros relacionados con la pantalla, Windows también nos permite cambiar el tamaño de la letra del sistema operativo. De esta manera podemos hacerlas más grandes, para poder leerlas sin problemas, o más pequeñas si queremos que quepa más contenido en la pantalla.
Y es que algo que debemos tener muy en cuenta es que en estos momentos pasamos una gran cantidad de horas sentados frente al ordenador en muchas ocasiones. Es por ello por lo que aquellos en estas circunstancias están mirando la pantalla del PC buena parte del día, por lo que deberíamos tomar algunas precauciones a este respecto. Con esto lo que nos referimos es, en primer lugar, a que no está de más invertir un poco más de dinero en este elemento tan importante para que sea de mayor calidad. Por otro lado, tenemos que adaptar la visualización tanto del sistema operativo como de las aplicaciones, a nuestra vista.
Esto nos servirá para no tener que forzar tanto la misma y que así los ojos sufran menos. Para todo ello podemos echar mano de multitud de funciones y aplicaciones específicas que nos serán de enorme ayuda. Sirva como ejemplo los modos oscuros que hoy día ya nos ofrecen la mayoría de los programas, tanto móviles como de sobremesa, incluyendo Windows 10 y Windows 11. Los expertos de hecho recomiendan encarecidamente que utilicemos ese modo Cuando trabajamos en un entorno con poca luminosidad. Pero eso no es lo único de lo que podemos echar mano para salvaguardar la salud de nuestra vista, tal y como veremos a continuación.
Cómo hacer más grandes o pequeñas las letras de Windows
Hay varias formas de poder hacer esto. La ideal es la primera, cambiar la escala, para que todo nos aparezca más grande. Sin embargo, también hay otros pequeños trucos para conseguirlo. Lo importante es probar hasta encontrar el que mejor se adapte a nuestras necesidades.
Precisamente por todo ello a continuación os vamos a hablar de algunos de los métodos más rápidos de los que podéis echar mano a la hora de ajustar este tamaño de fuente. Así podréis utilizar el que más os interese en cada caso, o al menos el que os resulte más cómodo. Aquí lo importante es que tengamos la posibilidad de ajustar este importante elemento al utilizarlo durante muchas horas en nuestro PC, nos referimos al texto. De lo contrario en el futuro nuestra vista quizá lo pague, algo que puede afectar directamente a nuestra salud.
Cambiar la escala de pantalla
Windows configura por defecto un valor de escala que corresponde al 100%. Este es el tamaño original de los elementos, y con él conseguiremos que los iconos y las letras sean acordes a la resolución de pantalla que tengamos configurada.
Cambiando la escala podremos hacer que las letras (y todos los demás elementos) sean más grandes o pequeños sin cambiar en ningún momento la resolución del monitor. Así, este cambio solo afectará al tamaño de los elementos, pero podremos seguir usando nuestra resolución preferida, por ejemplo, a la hora de ver pelis, fotos o jugar.
En Windows 10
Para modificar este parámetro, lo primero que debemos hacer es entrar en el menú de Configuración de Windows 10. Y esto podemos hacerlo con el atajo de teclado Windows + I. Una vez allí nos iremos al apartado «Sistema» > «Pantalla», y nos encontraremos con el apartado de «Escala y distribución», que es el que nos interesa.
Por tanto, en estos casos lo mejor que podemos hacer es buscar la función correspondiente del tamaño de fuente en la configuración de la aplicación en cuestión. A partir de ahí no nos queda más que ir probando diferentes tamaños de texto ahora sí adaptar lo que vemos en pantalla a nuestras necesidades o gustos. Si lo que queremos es ampliar el tamaño de la letra en un editor de textos, por ejemplo, Word, manteniendo el tamaño de la letra en Windows, podemos recurrir a un pequeño truco que podemos utilizar en, prácticamente, cualquier aplicación. Este truco consiste es mantener pulsado el botón Control mientas giramos la rueda del ratón hacia atrás (hacia vosotros). Cuando encontramos el tamaño de letra deseado, tan solo debemos soltar el botón Control. Para volver a la vista original, volvemos a mantener pulsado el botón Control y deslizamos la rueda del ratón hacia adelante hasta volver a la posición deseada.
Este truco también podemos utilizar en otras aplicaciones como Photoshop, GIMP o cualquier otra aplicación para editar fotografías. También está disponible en aplicaciones para evitar vídeos o para crear cualquier otro tipo de contenido, ya que se trata de una función disponible en Windows, por lo que todas las aplicaciones instaladas pueden hacer uso de ella. Si no queremos utilizar el ratón, podemos hacer uso del atajo de teclado Control y pulsar el signo + para ampliar el tamaño de la letra o imagen. Para revertir el cambio, pulsamos, nuevamente, la tecla Control seguida del signo -.
Descargar otras fuentes no disponibles en Windows
hola hay que tener en consideración que el sistema operativo de Microsoft de forma predeterminada nos ofrece una buena cantidad de fuentes o tipos de letra. De esta manera tendremos la posibilidad de seleccionar la que más nos interese o la que mejor veamos para que se establezca por defecto en el sistema operativo. Sin embargo, si no estamos satisfechos con la amplia gama de opciones en este sentido, siempre podemos descargar nuevos tipos desde la web.
De hecho, nos encontramos con multitud de páginas en Internet que nos ofrecen sus propias alternativas, algunas gratuitas y otras de pago, para descargar e integrar en Windows. Un claro ejemplo de todo ello lo encontramos en la web llamada Dafont donde tenemos muchos tipos de letra para descargar de manera directa e instalar en nuestro equipo. Así podremos seleccionar la que mejor veamos para trabajar de una manera más cómoda y optimizada con nuestro PC en el día a día.
¿Qué método es mejor?
Al final, todo dependerá de las necesidades que tengamos y de qué vayamos a hacer con el ordenador. Por ejemplo, la lupa no es una herramienta bonita ni sencilla ni práctica. Es una herramienta diseñada para los que no tiene otra opción, pero nosotros sí que tenemos más posibilidad.
¿Reducir la resolución? Puede funcionar. Al hacerla más pequeña todo se agrandará y podremos verlo más. Eso sí, perderemos una buena cantidad de calidad, y puede que todo se vea borroso. ¿Y qué pasa con la escala? Es una de las mejores opciones, ya que nos hace todo más grande, lo redibuja y evitamos que las letras y los símbolos estén borrosos. Pero es mejorable.
Como habremos adivinado, la mejor opción que podemos encontrar para cambiar el tamaño de la fuente de Windows y hacer las letras más grandes o pequeñas es hacerlo desde los programas. Los navegadores, por ejemplo, tienen su propio «zoom» que, manteniendo la tecla Control pulsada y moviendo la rueda nos permite cambiar el tamaño. Lo mismo ocurre con muchos otros programas. De esta manera, si el escritorio no es lo más importante, vamos a poder ajustar el tamaño de la letra y elementos directamente desde cada programa.
Otros trucos para leer mejor la pantalla
Hay veces en las que nos cuesta leer la pantalla, pero no es culpa de que la letra sea demasiado pequeña, sino que también pueden influir otros factores. Por ejemplo, lo más normal es estar acostumbrados a leer texto negro sobre fondo blanco. Sin embargo, este contraste de color suele cansar bastante la vista debido a que el blanco, predominante, deslumbra demasiado, sobre todo cuando hay poca luz. Por ello, se están poniendo muy de moda los temas oscuros en los programas, webs y sistemas operativos. Estos temas lo que hacen es dar mayor protagonismo a los colores oscuros de fondo, utilizando un color más claro para la letra. De esta manera, el blanco no deslumbra tanto y podemos usar el PC con mayor comodidad más tiempo.
Otra opción pasa por utilizar el modo Luz nocturna. Este modo aplica el filtro amarillo en la pantalla reduciendo así el nivel de brillo y reduciendo la presencia de la luz azul, una luz afecta a la conciliación del sueño. Este modo, no es recomendable utilizarlo si habitualmente utilizamos el equipo para editar fotografías, ya que no nos permitirá identificar correctamente los colores en pantalla, sin embargo, es una excelente opción para mejorar tanto la visualización de textos como para reducir los efectos de la luz azul sobre nuestros ojos, especialmente si pasamos muchas horas delante del ordenador.
Otro truco que nos puede ayudar a mejorar la lectura de la pantalla del ordenador es aumentar el espacio de interlineado. Hay imperfecciones en los ojos que tienden a juntar las líneas que están escritas muy juntas, y eso hace que sea imposible leer a ciertas distancias. Por lo tanto, si estamos afectados por este problema, también podemos probar a aumentar el espacio entre líneas para poder leer mejor.
Por lo demás, recomendamos llevar a cabo los ejercicios y las prácticas habituales cuando pasamos mucho rato delante de la pantalla. Por ejemplo, mirar a un punto lejano cada cierto tiempo para relajar el ojo, y lubricarnos frecuentemente para evitar que la sequedad en los globos oculares pueda pasarnos factura algún día.
Fuentes para mejorar la lectura en pantalla
Elegir una buena fuente para leer es la iferencia entra una experiencia más cómoda o más frustrante para nosotros delante del PC. En pantalla, las fuentes que no tienen serifa (o sans serif) son las más recomendables porque están diseñadas para una lectura clara con pocos píxeles.
Una de las opciones que los s más utilizan es la fuente «Segoe UI», que podemos encontrar de inicio con Windows. Precisamente, está pensada para todo tipo de pantallas, y su legibilidad es absoluta. Pero también podemos hacernos con «Calibri», la cual fue la fuente oficial de Microsoft Office por muchos años.
Si fueras más fuentes sin serifa, seguro que conoces las clásicas Arial y Verdana, aunque sea de oídas. Arial puede ser la fuente más simple de todas, y Verdana, por su parte, tiene un espaciado más amplio entre letras que nos puede ayudar en monitores que no tengan tan buena resolución.
En el otro lado de la balanza, tenemos tanto Tahoma como Open Sans, las cuales aportan su granito de arena estético pero son muy fáciles de leer. Tienen formas limpias y uniformes, y son las más recomendadas para personas que tienen dificultades visuales. De la mano de Google también tenemos Roboto, que la reconocerás porque es muy utilizada en las webs actuales y su compatibilidad es extensísima.
Por otra parte, lo más recomendable es que evitemos fuentes con mayor grado decorativo o con las serifas más finas, como puede ser Times New Roman o Garamond. Suelen forzar la vista cuando pasamos por varias horas de lectura. Y por último, recuerda que puedes instalar de manera muy fácil nuevas fuentes desde el de configuración del propio Windows, e incluso descargarla desde Google Fonts. Si pruebas opciones distintas combinadas con varios tamaños, puedes encontrar la que más te convenza fácilmente.