Muchos son los s que, por problemas de espacio, no tienen la posibilidad de comprar un PC gaming completo y se tienen que conformar con utilizar un equipo portátil para satisfacer sus necesidades de ocio.
Dependiendo de si el equipo está diseñado específicamente o no para ejecutar juegos, podemos realizar una serie de ajustes en el equipo para mejorar, en la medida de lo posible, las prestaciones que nos ofrece.
Evita que el equipo se caliente en exceso
Los procesadores, al igual que las tarjetas gráficas se calientan excesivamente cuando se está utilizando a pleno rendimiento. Para evitar que estos dejen de funcionar, incluyen ventiladores para que el calor que se genera en su interior se mueva libremente dando la oportunidad a que entre aire menos caliente procedente del ambiente.
Los portátiles incluyen diferentes rejillas de ventilación en los laterales y/o en la parte inferior. Si situamos el ordenador encima de sofá, prenda de vestir o un cojín, estamos obstruyendo las salidas de aire y evitamos que el calor que se genera en su interior pueda salir. Lo mejor que podemos hacer para evitarlo es utilizar el portátil sobre superficies planas de madera o cristal evitando cualquier superficie metálica.
Modificar la velocidad de los ventiladores
En internet podemos encontrar un gran número de programas que nos permite conocer y
Olvídate de la batería
Siempre que vayamos a jugar, debemos conectar el equipo a la red eléctrica, no solo porque cualquier juego consume una gran cantidad de batería, sino que también porque de esta forma, vamos a poder sacarle todo el partido a nuestro procesador y gráfica, componentes que no se verán limitados a la potencia que ofrece la batería del dispositivo.
Windows incluye y gestiona de forma automática diferentes planes de energía que, dependiendo de la fuente de energía que esté utilizando, puede obtener la máxima potencia tanto del procesador como de la gráfica y así ofrecer la mayor fluidez posible dentro de sus posibilidades.