Nada más comprar un nuevo ordenador que venga basado en el sistema Windows 10 de Microsoft, comprobamos que su funcionamiento en la mayoría de sus casos es excelente. Sin embargo, en mayor o menor medida ese rendimiento y fluidez poco a poco va decayendo en muchos casos. Los factores que influyen en esto pueden ser de lo más variado, algo que podemos solventar en parte, pero no por completo.
Con esto lo que os queremos decir es que, pasadas unas semanas, meses o años desde que comenzamos a trabajar desde cero con el PC con Windows 10, nunca volverá a funcionar como al principio. Ya os contamos que los factores que influyen son muchos, por ejemplo, el tipo de uso que hayamos hecho del sistema operativo como tal. La cantidad de aplicaciones que hayamos instalado, la manera de eliminarlas, los cambios que hayamos hecho en la configuración del sistema, en el registro, etc.
Todos estos y muchos más factores hacen que en la mayoría de las ocasiones el rendimiento del sistema operativo se vea perjudicado. Todo ello sin hablar de los posibles ataques por código malicioso que hayamos sufrido, o por programa malintencionados que hayamos instalado. Es por ello por lo que cada cierto tiempo se recomienda hacer una instalación limpia del sistema operativo, aunque en realidad no se especifica ese período en ningún lado. La principal razón de todo ello es que depende de cada equipo y el tiempo a esperar para llevar a cabo esta tarea.
realizar una instalación Windows 10.