El diseño de Windows apenas ha cambiado desde las primeras versiones de Windows, con una barra de tareas omnipresente en la parte inferior desde donde podemos ejecutar cualquier aplicación, acceder a las que ya se encuentran abiertas, ver la fecha y hora, subir y bajar el volumen, acceder a las notificaciones… Si bien es cierto que es funcional, Microsoft no tiene la intención de cambiar de diseño.
En Internet podemos encontrar un gran número de aplicaciones que nos permite cambiar la estética tanto del menú de inicio como de la barra de tareas y de los menús contextuales, aplicaciones que, al ejecutarse en segundo plano, consumen espacio en la memoria que, dependiendo de los recursos del equipo, pueden suponer un problema de rendimiento para algunos equipos.
Si nos hemos cansado de la barra de tareas en color blanco y ya hemos probado a cambiar el color además de haber pasado por el modo oscuro de Windows, la única opción que nos queda para darle un nuevo aspecto a Windows pasa por modificar su diseño que, en lugar de ser opaca, sea transparente, un diseño que también podemos aplicar a los menús contextuales para darle a Windows un aspecto completamente diferente al que estamos acostumbrados.
Dentro de las opciones de configuración de Windows, podemos modificar el nivel de transparencia de Windows para no vernos obligados a recurrir a aplicaciones de terceros, aplicaciones que siempre debemos tener abiertas en segundo ya que, de lo contrario, no pueden ofrecer esta funcionalidad.
Barra de tareas y menús transparentes en Windows 11
Las opciones de personalización que Windows pone a nuestra disposición para que tanto la barra de tareas como los menús de contextuales muestren otro diseño, se encuentran dentro de las opciones configuración de Windows (Win + i).
Dentro de este apartado, pulsamos en Personalización. A través de este menú, podemos