Sumergidos en pleno 2025, puede que te hayas planteado que ha llegado el momento de instalar en tu PC Windows 11. Y, sin embargo… te encuentras ante un problema: tu ordenador no cumple los requisitos mínimos para instalar el último sistema operativo de Microsoft. Puede parecer un quebradero de cabeza y una barrera insuperable. Pero tranquilo, hay alternativas para que no te quedes bloqueado en este punto.
Los motivos por los que no puedes instalar Windows 11 suelen tener una raíz en común. Puede ser que tu procesador no sea lo suficientemente potente, o que no cuentes con el certificado de seguridad TPM 2.0. Sea cual sea el problema, vamos a ver qué caminos tomar si nos encontramos ante este problema. Y para ello, vamos a tener en cuenta tanto lo que necesitas personalmente como el presupuesto del que dispones.
Qué nos impide instalar Windows 11
Los requisitos mínimos que Windows 11 nos pide, comparados con los de Windows 10, suponen un salto importante para nuestro ordenador. Así que, a modo de resumen, encontramos varios puntos en común que explican este impedimento:
- Tu procesador no es lo suficientemente potente. Windows 11 nos exige un procesador de octava generación de Intel en adelante, o bien AMD Ryzen 2000 o superior. Si no posees uno así o que sea mejor, te encontrarás con la primera barrera.
- Si tu PC no cuenta con el Módulo de Plataforma Segura (o TPM en inglés) en su versión 2.0, tampoco se te permitirá instalar el SO.
- Necesitas, al menos, 4 GB de RAM para instalar el SO. Si tu tarjeta RAM posee menos de 4 GB, te habrás quedado corto para poder instalarlo.
- Por último, pero no menos importante, necesitarás un disco duro con, al menos, 64 GB de capacidad para instalarlo.
Opciones si tu PC no es compatible con Windows 11
Si tu PC no cumple con ninguno de los requisitos expuestos en el anterior apartado, no pierdas la calma, hay varias soluciones al respecto.
Adquiere nuevo hardware
La solución más «rápida» (pero no la más barata), es que te hagas con componentes que cumplan con lo que pide Windows 11 para su instalación. Eso sí, ten en cuenta que seguramente tengas que cambiar el procesador, la placa base y tendrás que añadir un nuevo módulo TPM 2.0.
La principal ventaja de este camino es que te habrás hecho con componentes más potentes que no solo te permitirán instalar Windows 11, sino que tendrás un ordenador más potente para trabajar con él. Sin embargo, ten en cuenta que vas a hacer un desembolso que no tiene por qué ser barato.
Quédate en Windows 10 y paga su soporte extendido
Ahora mismo, puedes quedarte en Windows 10, pero ten en cuenta que a partir de octubre de este mismo año, Microsoft dejará de proporcionar actualizaciones de todo tipo para el sistema operativo. Pero hasta entonces, puedes continuar ahí sin problema. A partir del día 14 de octubre, siempre podrás acogerte al soporte extendido que ofrece Microsoft. Eso sí, prepárate para desembolsar algo de dinero para ello, porque no será gratis. Esto te dará tres años más de margen para continuar en Windows 10.
Lo bueno de este método es que ahora mismo no necesitarás ningún tipo de desembolso y tendrás tiempo para organizarte en cómo actuar al respecto. Por contra, ten en cuenta que vivirás contrarreloj, y que la cuenta llega a 0 en octubre. A partir de ahí, tendrás que pagar.
Instala alguna distribución de Linux
La naturaleza de código abierto de Linux la hace extremadamente accesible para cualquier tipo de . Es más, no existe una, ni dos, ni tres distribuciones. Hay decenas de ellas que te pueden servir dependiendo del tipo de que seas. Además, se adaptan bien a todo tipo de PC, por lo general.
Los pros están sobre la mesa: Linux es gratuito y seguro, así como moldeable según tus necesidades. Y adaptado a casi cualquier PC. Eso sí, ten en cuenta que requerirá de un tiempo de aprendizaje hasta que te hagas con los mandos, es una tarea de adaptación.
Compra un nuevo PC al completo
Si tu equipo es demasiado antiguo, tal vez no valga con hacerte con ciertas piezas de hardware. El avance tecnológico es inevitable, y llegará un punto en que necesitarás una puesta a punto por completo. No tienes por qué hacerte con el mejor PC del mercado, pero sí puedes hacerte con uno decente que se adapte a los tiempos venideros.
Como principal ventaja, te harás con un PC nuevo que responderá ante todas las demandas tecnológicas, incluida la de instalar Windows 11. Por otra parte, lo peor es que tendrás que preparar el bolsillo.
Instala Windows 11 con hardware no compatible
Existe una última posibilidad para que te hagas con Windows 11 aunque tu hardware no sea compatible. Existen ciertos instaladores que «esconden» tus componentes para hacerlos pasar por compatibles de cara a Windows, y así poder instalarlo con éxito.
Así, podrás por fin tener Windows 11 en tu equipo actual. Eso sí, ten en cuenta que no se trata de una solución que haya desarrollado Microsoft. Por lo tal, no nos encontramos ante la alternativa más deseada de cara a la estabilidad y el rendimiento de nuestro ordenador.
Qué opción deberías escoger
Pues todo dependerá, al fin y al cabo, de lo que quieras y de tu situación financiera. Si tu presupuesto te lo permite, siempre te podrás hacer con hardware o con un PC al completo nuevo. Si, por el contrario, andas un poco maniatado con el presupuesto, Linux es una magnífica opción que te permitirá echar a andar el PC de cara al futuro. O bien puedes acogerte a permanecer en Windows 10 y luego pagar el soporte extendido.
La decisión es tuya.
¿Merece la pena cambiar de PC solo por Windows 11?
Puede que hayas valorado el desembolso monetario por un PC nuevo para que Windows 11 funcione perfectamente en él. En este caso, no siempre es la opción más necesaria, ni tiene por qué ser la más recomendable. Es cierto que el último sistema operativo de Microsoft tiene mucho que decir en seguridad, rendimiento y diseño, pero muchas de sus funciones ya están presentes en Windows 10. Si has echado un vistazo a los requisitos y tu PC cubre las necesidades de Windows 11, no tienes que cambiar de ordenador para instalarlo.
Pero se puede dar el caso de que tu PC tenga varios años y no tenga la suficiente potencia como para «tirar» con los programas más nuevos. En ese caso, comprarte otro PC sí que es una opción sensata. Aparte, también es una inversión a futuro para que te dure varios años más y, si acaso, instalar el futuro Windows 12. Además, comprar un PC compatible con Windows 11, o con el propio SO instalado ya en él, te va a permitir disfrutar por completo de todas las nuevas opciones desde el punto de partida.