Enviar archivos adjuntos en un correo electrónico es algo muy básico, y sencillo, a la hora de comunicarnos con los demás. Todos los servidores de correo electrónico nos permiten enviar adjuntos, y recibir correos con otros adjuntos, siempre que no excedamos ni sus límites ni la capacidad. Gmail es uno de los servidores de correo electrónicos más usados en todo el mundo. Pero cuenta con serias restricciones a la hora de mandar y recibir archivos adjuntos. Por suerte, es muy sencillo evitar estos límites.
Cuando el destinatario recibe el correo, este verá los archivos adjuntos como si vinieran incluidos en el propio correo, pero en realidad se tratará de un enlace a Google Drive. Al hacer clic sobre él se bajarán los archivos directamente desde la nube del emisor del mensaje.
Esto nos aporta varias ventajas. La primera de ellas es que los archivos no ocuparán sitio en nuestra bandeja de entrada. Ni tampoco en la bandeja de salida del emisor. Por tanto, evitamos malgastar espacio de almacenamiento en las cuentas de Google. Además, podemos usar las medidas de seguridad de Google Drive, que se encarga de analizar los archivos en busca de malware para asegurarnos de que están limpios.
¿Y si tengo que enviar por Gmail más de 10 GB?
Esto ya es un caso extremo. Seguro que nunca hemos tenido que enviar más de 10 GB por correo. Sin embargo, si se da la situación (por ejemplo, al compartir un proyecto muy grande), debemos saber que no vamos a poder hacerlo ni por Gmail ni tampoco como un adjunto de Google Drive.
En ese caso, lo que tenemos que hacer es buscar una alternativa que sí nos permita compartir estos archivos. Por ejemplo, podemos subirlos a OneDrive, si tenemos Microsoft 365, ya que tenemos hasta 1 TB de espacio para almacenar todo tipo de datos en la nube. O también podemos usar otras herramientas, como Mega, que nos permiten tener hasta 50 GB gratis.
E incluso, si tenemos un NAS o servidor casero en casa, podemos usarlo para compartir los archivos desde allí.