No podemos negar que Windows es el sistema operativo de escritorio más utilizado en todo el mundo, con una cuota de mercado cercana al 90%, lo que quiere decir que casi 9 de cada 10 ordenadores lo utiliza. Desde siempre, Windows ha sido un sistema de pago (y no precisamente barato), necesitando la correspondiente clave de licencia para instalar o, desde XP, para activar el sistema a través de Internet. Sin embargo, a pesar de existir alternativas gratuitas, como Linux, que permiten a s y empresas ahorrar dinero, el software de Microsoft sigue siendo el más utilizado en todo el mundo, ¿por qué?
Linux, como núcleo, comenzó sus andadas en torno a 1991-1992, más o menos a la vez de Windows 3.0. Mientras que Linux ya era gratis y libre desde sus inicios, Windows ya empezaba a venderse como un sistema operativo de pago.
A medida que ha pasado el tiempo, Windows ha ido evolucionando (Windows 95, Windows XP, Windows 7, Windows 10, etc) manteniendo un modelo de negocio como software de pago, mientras que Linux (o mejor dicho, las distribuciones que hacen utilizable el Kernel, como Debian, Arch o Ubuntu) han seguido siendo, en su mayor parte, gratuitas.
Windows es de pago, pero es que es mucho más que un sistema operativo
Windows es el más utilizado en entornos de sobremesa en todo el mundo, y esto es posible gracias a que Microsoft es una de las compañías más grandes. Esto permite, por ejemplo, llegar a acuerdos con fabricantes para que incluyan licencias OEM en los ordenadores nuevos que se venden (licencia que ya estamos pagando junto al precio del portátil) y, para quienes no compran estas licencias OEM, comprarlas individuales a través de Internet por un precio que oscila entre los 120 euros y los 200 euros en función de la versión que elijamos.
En el caso de Windows Server es parecido, es decir, Microsoft vende licencias de su sistema operativo (licencias de miles de euros, según el tipo de servidor en el que vaya a funcionar y los ordenadores que vaya a controlar), y al ser una gran compañía puede conseguir acuerdos y rebajas en los precios, tanto en la licencia del servidor como de los hosts.
Sin embargo, cuando pagamos por Windows, o una empresa paga por este sistema, no solo estamos pagando por usar el sistema operativo, sino que también estamos pagando por un soporte personalizado de la mano de los propios técnicos de la compañía, uno de los factores imprescindibles para cualquier empresa. Además, el ecosistema de Microsoft es el más extendido, lo que implica que las empresas van a usar aplicaciones de Windows y, por lo tanto, cualquiera que trabaje o colabore con esta empresa deberá utilizar aplicaciones para Windows, ya sean las clásicas aplicaciones de Office, como Word, Excel o PowerPoint, como aplicaciones específicas de cada firma.
Si no jugamos y no vamos a usar aplicaciones exclusivas de Windows, como Photoshop, Linux puede ser sin problemas nuestro sistema operativo, un sistema que consumirá además muchos menos recursos y será más seguro que Windows. Sin embargo, Windows sigue siendo el sistema operativo mayoritario, no solo por sus aplicaciones exclusivas, sino porque «es lo que se ha usado siempre», y la gente, sobre todo hablando desde la informática, son seres de costumbre a los que no solo no gusta, sino que da miedo el cambio.
El soporte, tanto para s como para empresas, es otro de los puntos fundamentales que marca la diferencia entre un Windows de pago y un Linux gratis
Dejando de lado a los s domésticos y el software que tengamos que utilizar para desempeñar nuestra labor, las empresas pueden utilizar por igual Linux o Windows, nadie les obliga a usar un sistema concreto. Sin embargo, como ya hemos explicado, excepto Red Hat, el soporte que ofrecen las distribuciones Linux a los s se basa principalmente en la comunidad, un grupo de personas voluntarias que ayudan a resolver problemas en foros y comunidades. Esto implica que, si tenemos un problema, seguramente tardemos varios días en recibir ayuda, algo que una empresa no puede permitirse.
En el caso de Windows y Microsoft, el soporte frente a problemas viene de la mano de un servicio técnico. Aunque de cara a un doméstico este soporte es prácticamente inexistente, de cara a las empresas es uno de los aspectos imprescindibles para garantizar el correcto funcionamiento de los sistemas y de toda la red. Si hay cualquier problema, basta con una llamada o con abrir un chat para que nos brinden una ayuda personalizada, en tiempo real, que nos ayude a solucionar cualquier problema.
La comunidad de voluntarios de Linux es de las mejores que existe en todo Internet, pero, para una empresa, no es suficiente, y al final el pago de la licencia de Windows, tanto para escritorio como para servidor, incluye este soporte.