A la hora de comenzar a usar Photoshop, aunque en numerosas ocasiones vamos a partir de una imagen base, muchas otras veces vamos a tener que abrir una nueva imagen para comenzar nuestra creación o copiar algo que tengamos en el portapapeles y que necesitamos pegar en una nueva imagen o montaje. Para ello, una vez que tenemos abierto Photoshop, simplemente tenemos que ir al menú Archivo > Nuevo o pulsar el atajo de teclado Ctrl + N.
Nada más hacer esto, Photoshop nos mostrará una ventana en la que vamos a poder establecer las características de la nueva imagen. Lo primero que vamos a poder indicar es el nombre que le queremos dar y a continuación se mostrarán otra serie de opciones o ajustes como el tamaño, pudiendo elegir entre un listado de predefinidos por defecto en la herramienta, la anchura, altura y resolución.
Las dimensiones de la nueva imagen la podemos definir en píxeles, pulgadas, centímetros, milímetros, puntos, picas o columnas, mientras que la resolución la vamos a poder fijar en píxeles por pulgada o píxeles por centímetro. A continuación, y siguiendo el orden con el que se muestran en la ventana de apertura de una nueva imagen, lo siguiente que podemos fijar es el modo de color y el número de bits, pudiendo elegir entre mapa de bits, escala de grises, color RGB, color CMYK o color Lab y 1, 8 , 16 o 32 bits respectivamente.
Si elegimos la opción Guardar como, entonces se nos abrirá una ventana de Windows para indicar la ruta donde queremos almacenar la imagen y su formato, pudiendo elegir entre los principales tipos de imágenes como JPG, GIF, EPS, IFF, PNG, RAW, TIFF, PDF o el propio PSD. Por último, con la opción Guardar para web, Photoshop nos va a mostrar una ventana donde vamos a poder ver una vista previa de nuestra imagen y modificar algunos ajustes del archivo justo antes de guardarlo como su formato, calidad, los metadatos que queremos que se guarden con la imagen, el tamaño, si la queremos convertir en sRGB, porcentaje, opciones de repetición en caso de que sea una animación, etc.