Cuando instalamos Windows de cero en un ordenador, el sistema operativo se configura automáticamente para funcionar acorde a los componentes de dicho ordenador. Se configuran todos los elementos necesarios para que el sistema funcione, se instalan y configuran los drivers y se ajusta el Kernel para la configuración de nuestro PC. Sin embargo, si el día de mañana queremos hacer un cambio grande en el hardware del sistema (por ejemplo, un cambio de placa base), o compramos un ordenador completo nuevo, ¿qué pasa con Windows y nuestro disco duro?
Cuando usamos un sistema Linux, podemos reutilizar el disco duro en un ordenador totalmente diferente ya que, cuando el sistema detecta un cambio de hardware, vuelve a ajustar el Kernel para poder cargar los componentes necesarios para dicha configuración. Sin embargo, en el caso de Windows, la cosa es diferente. Es verdad que las últimas versiones del SO (en especial, Windows 10 y Windows 11) el sistema se ha vuelto más permisivo y es menos susceptible a este tipo de cambios. Sin embargo, sigue sin funcionar correctamente en la mayoría de los casos (y menos cuanto más grande es el cambio). Y podemos encontrarnos con todo tipo de problemas.
¿Puedo cambiar mi disco duro con Windows a otro PC?
Cuando compramos un nuevo ordenador, es posible que nos preguntemos si es posible añadir el disco duro antiguo que veníamos utilizando en lugar de hacer una instalación nueva, para de esta forma disponer de todos nuestros datos y el mismo sistema operativo en el nuevo dispositivo. La respuesta a esta duda es sí, podemos hacerlo. Bien es cierto que llevar a cabo una nueva instalación no es un proceso muy complicado, pero sí que puede llevar mucho tiempo el tener que reinstalar nuevamente todas las aplicaciones y controladores antiguos después de la instalación del sistema.
Es por ello por lo que la principal ventaja de mover nuestro disco duro antiguo con Windows al nuevo PC es que no vamos a necesitar reinstalar ninguna aplicación, drivers o realizar una copia de nuestros datos, ya que todo se migra a la vez. Sin embargo, esto, que puede parecer una tarea sencilla, no es tan fácil como parece, ya que podremos encontrarnos tanto con problemas de hardware como de software. Y es que debemos de tener en cuenta posibles errores a la hora de realizar la transferencia, como problemas de compatibilidad del hardware, con los drivers y con la licencia de Windows. Por lo tanto, si bien es una operación que se puede realizar, debemos de aprender a solucionar los errores que nos podemos encontrar durante este proceso.
Pasos previos al cambio de disco duro
Ya os hemos comentado que es perfectamente posible cambiar el disco duro de un ordenador con un sistema Windows en funcionamiento, a otro nuevo. En ocasiones nos podemos encontrar con algunos problemas que os vamos a describir a continuación y que podremos solventar fácilmente. Pero no podemos dejar a un lado el hecho de que este se trata de un proceso un tanto delicado y con el que debemos tener cuidado. Más que nada para no perder la licencia del sistema como tal, o las aplicaciones y datos que a priori encontramos en el disco original.
Para llevar a cabo el cambio del hardware, aunque no es un proceso en absoluto complicado, sí que es recomendable tener algunos conocimientos previos o ser un poco manitas. Pero antes de nada os recomendamos realizar una copia de seguridad de todo ese disco que vamos a cambiar, para evitar disgustos futuros. Disponemos de multitud de soluciones software para llevar a cabo este backup que os comentamos rápidamente. Además, y de manera paralela en la actualidad tenemos al alcance de la mano multitud de plataformas y métodos donde almacenar esa copia.
Quizá lo más recomendable sea guardar esa copia de seguridad o imagen de disco en alguna de las muchas plataformas de almacenamiento en la nube de las que disponemos hoy día. Muchas de estas son gratuitas y nos permiten almacenar gigas de datos propios en servidores remotos. De igual modo, tenemos la posibilidad de utilizar alguna unidad de almacenamiento externa de gran capacidad, como por ejemplo un disco duro USB. Todo ello nos servirá para recuperar el contenido del disco que vamos a cambiar, en el caso de que se produzca algún problema inesperado.
Cambiar el disco duro al nuevo PC sin problemas
Llegados a este punto, entonces, ¿es posible reutilizar un disco duro, con una instalación de Windows, en un ordenador diferente? Si tenemos suerte sí. Incluso, si tenemos cierto nivel de conocimientos, es posible que logremos reparar la instalación y solucionar los problemas de drivers. Sin embargo, ¿realmente nos va a merecer la pena? Aunque consigamos que Windows arranque, si el sistema está configurado para otro PC, por un lado, u otro tendremos problemas, y Windows no va a terminar de funcionar correctamente.
Y esto nos deja dos posibles opciones.
Usar «System Preparation» o «Sysprep»
Sysprep es una herramienta desarrollada por Microsoft, e incluida por defecto en todas las versiones de Windows (aunque en XP había que ejecutarla desde el CD). Con ella vamos a poder realizar todos los ajustes necesarios para dejar el sistema listo para empezar a funcionar en un ordenador diferente, con un hardware y una configuración diferentes. De esta manera conseguiremos evitar que aparezcan problemas inesperados y configurar el sistema operativo para adaptarlo a la nueva configuración.
Esta herramienta se encargará automáticamente de:
- Quitar todos los datos específicos del sistema operativo, dejando una instalación lo más limpia posible.
- Configura Windows para arrancar el modo auditoría, desde donde instalar de nuevo los drivers y aplicaciones de terceros para garantizar el correcto funcionamiento del sistema.
- Habilita el sistema para arrancar como la primera vez.
- Restablece la activación del producto.
Esta herramienta debería encontrarse en la ruta C:/Windows/System32/sysprep.
Esta herramienta se encargará de desinstalar los drivers específicos del ordenador antiguo y activar de nuevo los controladores genéricos de Microsoft. Igualmente, se encargará de corregir cualquier otra incompatibilidad que pueda haber en el sistema. Incluso nos ayuda a migrar la licencia de Windows del ordenador viejo al nuevo para poder seguir utilizándola (en caso de que sea compatible).
Los pasos que debemos seguir para usar este programa son:
- Crear una imagen del sistema operativo en el ordenador viejo. Esta la debemos guardar en otro disco duro, o una unidad externa.
- Usamos la opción de restaurar imagen de seguridad, pero seleccionando la casilla «Universal Restore».
- (Opcional) Usamos el botón de «Edit Partitions» para editar a mano las particiones del nuevo disco duro.
- (Opcional) Si el nuevo PC tiene un SSD, debemos marcar la opción «SSD Alignment».
- Iniciamos el proceso de restauración. Y esperamos a que finalicen todas las tareas.
Reiniciamos el ordenador y listo. Ahora, cuando arranque Windows, el sistema se ajustará al nuevo hardware y podremos usarlo, con nuestras configuraciones y programas, sin tener que reinstalarlo de cero.
Formatear e instalar Windows de cero
Desde luego, esta es la mejor alternativa a la que podemos recurrir. Para ello, lo primero que debemos hacer es una copia de seguridad de todos los datos personales que tengamos en el disco duro y que no queramos perder para, acto seguido, empezar con el proceso del formateo.
Debemos crear un USB de instalación para Windows 10 o Windows 11 (depende de la versión del sistema que queremos), arrancar el ordenador con él, y en el apartado donde nos permite elegir el disco duro, borrar todas las particiones que tenemos instaladas para que Windows se pueda instalar en él de cero.
Cuando activamos Windows, la licencia queda asociada a nuestro ordenador, a un hardware y a una configuración específica. Si modificamos algunos de los componentes del equipo, es posible que nuestra copia se desactive. Si la clave es del tipo Retail, podremos activarla sin problemas. Sin embargo, si la licencia es del tipo OEM, seguro que tendremos problemas a la hora de volver a activar el sistema de nuevo, tanto con la misma licencia como con una diferente al no coincidir la configuración.
El proceso de activación de Windows está diseñado para que una licencia solo se active en un PC, con un hardware y una configuración específico. De esta, si cambiamos algunos componentes, el sistema se desactivará automáticamente y, aunque podemos volver a activarlo, es muy probable que los servidores no nos dejen hacerlo. Desde el apartado de Activación de las opciones de configuración de Windows, podemos indicar que tenemos algún problema a la hora de activar la licencia para que nos muestre diferentes opciones para encontrar una solución satisfactoria, siendo Cambio de hardware la que nos permitirá seguir utilizando la misma licencia, al menos si el resto de los componentes del equipo son los mismos.
Si, además de la placa, Windows detecta algún componente nuevo, no nos permitirá utilizar este truco y no tendremos más remedio que comprar una nueva licencia. Aunque esta no es la solución más cómoda ni deseada por la mayoría, en este caso no nos quedará otra opción. La principal ventaja de todo ello es qué dispondremos de un sistema operativo completamente nuevo para empezar a trabajar con él mismo, lo que afectará de manera positiva a su rendimiento.
Opciones de personalización del sistema
Con el paso del tiempo y a medida que vamos usando nuestro sistema Windows, añadimos nuevas aplicaciones que nos son de utilidad. Al mismo tiempo, poco a poco vamos configurando el propio software de Microsoft para que se adapte a nuestras necesidades en todo momento. Precisamente por ello, la firma nos propone una enorme cantidad de funciones relacionadas con la personalización en Windows. Por regla general, las mismas se refieren tanto al aspecto visual del sistema operativo, como el modo de funcionamiento de este.
Esto nos permite disponer de un software a nuestro gusto, visualmente hablando, así como adaptado a lo que necesitamos en lo que se refiere a su funcionalidad. Sin embargo, es bastante probable que, si cambiamos de unidad de disco de un PC a otro, nos encontramos con multitud de errores relacionados con esta personalización. Estos pueden venir dados tanto con el aspecto como con la funcionalidad de Windows. De hecho, es bastante probable que tengamos que volver a modificar multitud de parámetros tanto en el sistema operativo como en las aplicaciones instaladas.
Es más, merece la pena saber que estos cambios en las configuraciones y personalizaciones pueden afectar negativamente al funcionamiento del sistema y de los programas.
Programas con licencia de pago
No hace falta decir que, además del propio sistema operativo de Microsoft del que os hablamos en estas líneas, y nuestros datos personales, otro elemento muy importante que encontramos en el disco duro que deseamos mover, son las aplicaciones instaladas. Básicamente, estos programas que utilizamos en nuestro equipo actual se pueden dividir en dos grupos. Por un lado, tenemos aquellos que son gratuitos y que podemos descargar en cualquier momento desde su web oficial e instalarlos en el PC. Por otro lado, nos encontramos con aquellas soluciones software por las que hemos pagado y que su desarrollador en su momento nos proporcionó la correspondiente licencia.
Os contamos todo esto porque se puede dar el caso de que, en ciertas ocasiones y en determinados títulos, al detectar un nuevo hardware, nos pida esa clave o licencia de nuevo. De ahí precisamente la importancia de guardar en lugar seguro los números de serie de los programas que adquiramos o por los que pagamos, por si se da esa circunstancia. Algo similar puede suceder en el caso de que eliminemos esa aplicación de pago de nuestro ordenador y la instalemos en cualquier otro.
Evidentemente, con las aplicaciones gratuitas no tendremos problemas, ya que no requieren de número propio y las podemos descargar sin coste alguno en cualquier instante.
Programas y juegos
Dependiendo de la configuración que tuviéramos en el PC, puede ocurrir que, al intentar cambiar el disco de un ordenador a otro, estos dejen de funcionar correctamente. Esto es muy habitual, sobre todo, en configuraciones de PC donde tenemos dos, o más, discos duros conectados al ordenador. Cuando hacemos esto, es muy común tener los programas, y los juegos, en la unidad secundaria, por lo que, si no pasamos también este segundo disco duro, al intentar abrir los programas o los juegos a los que hacemos referencia nos daremos cuenta de que es imposible.
También puede ocurrir esto mismo si lo que tenemos son dos o más particiones dentro del disco duro. Aunque es más extraño, puede ocurrir que, al intentar cambiar el disco de un PC a otro, se cambien las letras de las unidades y no coincidan con las originales. Si esto ocurre, tendremos que cambiarlas a mano nosotros mismos.
Configuración de aplicaciones instaladas
Dependiendo del tipo de uso que hagamos de nuestro ordenador en el día a día, usamos un tipo de aplicaciones u otras. Estas deben adaptarse, como no podía ser de otro modo, a los requerimientos y necesidades que tengamos. De ahí precisamente que determinados programas que instalamos en el ordenador se configuran basándonos en el hardware disponible en el mismo. Esto es algo que se hace extensible, por ejemplo, a determinadas soluciones software relacionadas con el diseño, o aquellas que hagan un alto consumo de recursos del PC.
Con el paso del tiempo vamos adaptando la configuración de este software a nuestro equipo, pero si cambiamos el disco duro a otro PC, podrían empezar los problemas. Como os podréis imaginar, al igual que sucede con algunos apartados personalizables del sistema operativo como tal, en muchas ocasiones tendremos que volver a configurar esas aplicaciones. Así, su funcionamiento se adaptará de nuevo al hardware disponible en el PC donde acabamos de instalar el disco duro, para adaptar su funcionamiento a los nuevos componentes.